Seminarios Clínicos

Reseña de la tercera clase dictada por Carlos Dante García, el día 6 de Junio en el CID Pergamino del Instituto Oscar Masotta

En la clase del 6//6/08 a cargo del Docente Carlos. D. García se trabajaron los Cap. XIII y XIV del Seminario de La Angustia.

Da comienzo a la clase señalando las coordenadas bajo las cuales se enmarcará el trabajo, así ubica que en esta época el pensamiento de Lacan presentó varios cambios: Aparece una nueva estructura de la falta. Hasta este momento la falta se daba en relación al Significante falico; a partir de este momento ya no se refiere al Falo Significante sino al falo órgano, se trata pues de una falta real. Esta perspectiva amplía y reformula la concepción del objeto a. Este ya no es más lo que queda fuera de la significación, lo no significantizable, sino que remite al cuerpo, a lo real del cuerpo. Estas modificaciones introducen una nueva idea de cuerpo, ya no se trata del cuerpo como imagen, sino de un cuerpo con particularidades anatómicas, con órganos con sus respectivas funciones, de un cuerpo real. Mientras que en la tradición analítica la sexualidad del hombre y la mujer estaba condicionada por el Complejo de Castración y el penisneid, en Lacan la sexualidad del hombre aparece vinculada con el significante Fálico o su negativo el menos fi.

En el Seminario de La Angustia Lacan analiza nuevos caminos del deseo en el hombre y en la mujer. El Cap. XIV titulado " La mujer mas verdadera y mas real", donde se sostiene que la problemática fálica es propia del hombre, no de la mujer. Y ya no se refiere a la novela edípica sino que en el encuentro sexual el hombre se puede confrontar con la posibilidad de no poder, su instrumento no siempre esta disponible, angustia ante la detumescencia del órgano. Este capítulo, con sus ejes, da para un importante desarrollo que el docente, lo hace al modo de la interrogación, y el avanzar paso a paso sobre los enunciados conceptuales, desmenuzando lo que allí se va articulando, invitando a no dar por supuesto nada de antemano. Así se transita por el tema del goce del hombre, como un goce localizado, limitado a un órgano, que permite ahí ver lo que falta. Puntuando la diferencia respecto de la mujer, donde el camino del deseo es menos problemático; el objeto falico no está en su esencia, a ella le llega indirectamente a través del hombre. No le puede faltar lo que nunca tuvo, su relación con el deseo es pues más liviana. Su goce está menos localizado que en el hombre, mas difuso, menos sujeto a la caída... se trata de un goce mas allá del órgano, mas allá de la medida fálica. ¿Que a la mujer no le falte nada la hace que esté menos condicionada la angustia? Los objetos a existen también en ella, participan en el camino de su deseo. La mujer se enfrenta con el deseo del Otro. Todas estas cuestiones son de gran importancia clínica, y aunque en el camino del goce al deseo pareciera ser menos problemático para la mujer, en la clínica se ve que las mujeres también se angustian. Aspecto que fue introducido desde lo clínico, lo cual posibilita un encuentro diferente con los conceptos.

Se establece la diferencia entre mujer e histeria. La parte histérica es lo que le obstaculiza a la mujer su encuentro con el hombre. La histérica se interesa por lo que le falta al hombre, se transforma en eso, hace gozar al hombre a condición de gozar ella de su insatisfacción. Vemos en la clínica que el síntoma clásico de la histeria es el abandono, cuando al hombre ya no le falta la falta, ella siente que pierde su ser mujer. De la misma manera ante la detumescencia del órgano masculino la histérica se confronta con la perdida de su ser mujer. No existe para la mujer un significante universal que la represente. El goce de la mujer es distinto al goce falico, es distinto a otras mujeres, es singular. Ese lugar de mujer permanece vacío, y dada la ausencia de un significante femenino, en ese lugar pueden surgir máscaras, semblantes. El ser mujer es un proceso singular, único. A medida que una histérica pueda integrar su modalidad de goce podrá emerger su ser mujer. La histeria busca ser, la mujer es, no se preocupa por la falta. No puede faltar lo que nunca se tuvo, " La mujer puede realizarse como Mujer en el no tener".

Miller en su texto " La Angustia Lacaniana " destaca otras modificaciones que aparecen en el Seminario de La Angustia : Se sustituye la angustia como padecimiento por una angustia productiva, señal de lo real, vía de acceso al objeto a, cambia pues el valor de la angustia. Este concepto tiene gran implicancia técnica en la escucha analítica ya que nuestra atención puede orientarse a las piezas sueltas, a lo no articulado, vía de acceso al objeto a, mas que a los significantes articulados. Hasta el Seminario de La Angustia , la escena del deseo estaba estructurada por la intencionalidad del deseo, el deseo se dirigía hacia un objeto, hablamos del objeto del deseo. A partir de ahora cambia la idea de intencionalidad por causalidad, el objeto del que se trata no esta delante sino atrás, objeto - causa, objeto resto, condición de deseo. El objeto al que se apunta no es más que un señuelo, el fin del deseo es por lo tanto un falso fin. El objeto auténtico es el objeto desconocido, el objeto a, y el objeto a, es un falso objeto. El sujeto neurótico pasa el objeto causa del lado del Otro, pero su verdadero lugar esta del lado del sujeto. El objeto a es lo que queda del goce del cuerpo propio, mientras que el deseo se manifiesta siempre en relación con el Otro. Este es un tema de gran importancia clínica, ya que la escucha analítica debe orientarse al resto, a lo no significantizable, a los desechos del discurso del paciente. El neurótico siempre se dirige hacia sus objetos de deseo, hacia sus ideales, nuestra escucha debe dirigirse al sujeto del inconciente.

El encuentro que se produjo con la clase dictada por Carlos Dante García, dejó un auditorio inquieto y movilizado en relación a la causa del psicoanálisis como objeto entorno al cual se arma el trabajo, que luego continuó en la presentación del libro "¿A quién mata el asesino?" en la misma sede de la Biblioteca Municipal Dr. J. Menéndez, actividad donde el CID se extiende e instala en la ciudad.

Lelia Luján