Seminarios Clínicos
Reseña de la cuarta clase dictada por Susana Besson, el día 15 de Agosto en el CID Pergamino del Instituto Oscar Masotta
Los objetos: Voz y mirada. El falo evanesceste
Susana Besson comienza la clase del mes de agosto con un interrogante:¿ Como hacer un verdadero uso clínico de las clases del seminario? En la clase puso a trabajar la respuesta, desde su singular estilo trasmitió un saber hacer con el concepto de objeto, a partir de los objetos en la enseñanza de Lacan, viñetas clínicas y fundamentos en relación a la posición del analista.
La primera consideración tuvo que ver con el pasaje de Lacan de la clínica del significante a la clínica del objeto. La índole del objeto condiciona la enseñanza y el método no se distingue del objeto abordado. Los recorridos, idas, vueltas y contradicciones, son para Miller un “taller” de trabajo donde se fraguan los instrumentos que producirán al año siguiente el Seminario XI.
Lacan a partir del simple esquema de la división da cuenta de la constitución del sujeto, antecedente de las operaciones de alienación y separación. En el grafo se ubica como el sujeto se dirige al Otro con la pregunta acuciante ¿Qué me quieres? dividido busca un nombre que cierre el agujero abierto, Mauricio Tarrab en su testimonio, construye, el “soy el soplo”, de la madre que “me quiere enfermo”, y en un segundo paso “ser el soplo” para tapar el agujero del padre. Estamos a nivel del fantasma, como respuesta ante lo insoportable del significante del Otro tachado. El objeto a gobierna en los tres registros, en lo imaginario puebla el campo de los objetos del deseo, en lo simbólico es una frase axiomática y en lo real es el objeto causa El fantasma tapa la falta. Cuando vacila la respuesta fantasmática, se corre el velo y emerge la angustia como señal de lo real, indicando un momento fecundo que abre la posibilidad de una demanda de análisis.
El objeto a, elidido y oculto, inquieta, desequilibra, desarma, angustia y no engaña. El significante engaña. Si embargo la virtud de la interpretación es conseguir tocar lo real con los medios del significante, ya sea con el corte que suspende la significación, ya sea por el equívoco que la desbarata, entonces algo del objeto se revela y es una indicación clínica señalarlo.
Se toma una viñeta clínica donde el circuito de la pulsión va de otro devorador al sujeto como devorador, permite extraer el objeto oral.
Los objetos lacanianos, mirada y voz, son los objetos del deseo extraídos por Lacan de la experiencia de la psicosis. Para materializar el objeto voz recurre a un extraño instrumento: el shofar, que produce un sonido estremecedor, una voz sin significación, un bramido. Cuando Moisés recibe las tablas de la ley, suena el shofar, metáfora de la constitución del super yo. La ley no es solo significación (tablas), sino que requiere de ese algo más – voz áfona - que inscribe el nudo que funda la cadena, renueva el pacto con la ley, que se inaugura a partir del asesinato del padre.
Jorge Aleman dice que la música surgió para domar el horror de la voz. La voz viene del Otro y se incorpora, modela nuestro vacío, modela el lugar de la angustia, donde resuena. A partir de los círculos de Euler: cuerpo y lenguaje y en la lúnula central dos bordes, voz-cuerpo, que es resonancia sin significación y voz-lenguaje es significación, sentido.
El analista debe poder jugar con el equivoco, con lalengua para tocar la cara real de la voz. La escansión revela el intervalo entre un significante y otro, apunta al objeto y en la prisa del corte hay que ganarle de mano al inconsciente antes que cierre con significaciones. El analista traumatiza el principio del placer para revelar el objeto causa.
Si el analista hace presente el enigma del deseo del Otro, haciendo semblante de objeto, vacío de significación, se abre la única puerta que lleva al piso superior del grafo, piso de la transferencia, del deseo y la pulsión. La voz como resonancia necesita para resonar del vacío que el analista hace presente con su silencio. Silencio que no es mutismo pulsional.
Un recorte clínico, muestra el valor del objeto voz, encerrado en un goce casi autoerótico y las complicaciones para dar curso a esa satisfacción pulsional pasando al campo del Otro.
Sobre la mirada, dice Lacan, cero castración. La magen del espejo no muestra la falta, no se ve lo que se pierde. Pero basta que aparezca una mancha para que se disloque el campo de la mirada, la castración hace mancha.
Se toma un recorte del testimonio del pase de Xavier Esqué.
Se recorre como aparece el objeto fálico en distintos momentos, en Freud ha desempañado un papel estructurante en el Edipo, en Lacan con la metáfora paterna por la intervención del padre sobre el deseo de la madre, se introduce al niño en la ley y en la significación fálica.
¿Porque Lacan desprende el falo de lo imaginario y lo transforma en significante? Se le revela como evanescente, no está donde debe estar, pero a su vez está en todas partes, como significante necesariamente se desmaterializa y pasa a ser la medida de todos los otros objetos, que traducen su valor fálico
En la última parte de la clase se trabaja la comedia de los sexos, donde el falo funciona mas como semblante para los dos sexos. Miller en “La naturaleza de los semblantes”, pone que del lado hombre un parecer tener y del lado mujer un parecer ser, para entrar en el juego de los deseos.
El falo como semblante vela la castración y la comedia de los sexos indica que no hay una norma que regule la relación entre los sexos. Cada uno jugará con sus semblantes, siendo el falo lo que viene a suplir la no relación sexual.
Del lado masculino, superioridad del propietario, amenazado por el ladrón y condenado a la prudencia. Se compara con los que tienen menos y más, humilde y celoso, es una superioridad amenzada.
Del lado de las mujeres no hay límites, no les falta nada. Puede implicar una sumisión al que tiene, pero también conquista de lo que no se tiene. Con este no tener la mujer puede hacerse un ser de semblante, es una solución para hacerse deseable. Otra solución puede ser querer adquirir un hijo o un hombre para su uso sexual.
En la comedia de los sexos nadie es lo que parece.
Del lado de la mujer hay dos mascaradas. La versión histérica: Identificada al falo rechaza una parte esencial de su feminidad. Por el contrario la mascarada femenina no queda identificada al falo, preserva la falta y opera con la nada para producir el amor y el deseo de un hombre.
Hay una especial realización de la angustia a nivel fálico en la copulación. Lacan dice el acto arranca a la angustia su certeza. S. Besson parafrasea: “el orgasmo arranca a la angustia su certeza”
La sexualidad se instaura en el campo del sujeto por la vía de la falta, la reproducción sexuada enlaza vida y muerte. La demanda de hacer el amor contiene la pequeña muerte y la renovación de la vida.
Con vivo entusiasmo los participantes siguen la clase donde Susana Besson presenta datos clínicos de diagnósticos y de intervención a partir de viñetas y un saber desarrollado en torno a la posición del analista.